En Hermosillo, Sonora, encontrarás fiestas tradicionales, parques naturales y diversos lugares para comer que te harán pasar unas vacaciones que dejarán huella en tu corazón.
1. El mejor lugar para ver un atardecer
El Cerro de las Campanas es el símbolo de la ciudad: el sitio para tomar una panorámica perfecta de la ciudad y disfrutar del atardecer. Este cerro ganó su nombre debido a su forma; además, aquí encontrarás rocas fonolitas, esas que al ser golpeadas producen un sonido metálico similar al de una campana. Debes escucharlas.
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2.El obligado paseo por el centro
Un paseo por el centro de la ciudad es imprescindible. Ahí podrás admirar la Catedral, dedicada a la Virgen de la Asunción, que con una fachada ecléctica combina elementos decorativos inspirados en los estilos barroco y neogótico. Muy cerca se encuentra el Palacio de Gobierno, inaugurado en 1859 como edificio municipal. No te pierdas sus murales, en especial El hombre de Sonora, creado por el artista Héctor Martínez Arteche, que cuenta cómo era la vida de los primeros pobladores del estado y cómo fue su evolución. Si lo que quieres es refrescarte, ve por una cerveza local a Espuma Artesanal, donde encontrarás una oferta bastante sui generis de esta bebida. Aprovecha que andas por acá.
3. Uno de los mejores destinos para carnívoros
El Parque de la Ruina es uno de los sitios más famosos para comer un buen corte de carne. En este espacio hay distintos food trucks en los cuales podrás elegir el que se adapte a tu economía y apetito para pasar una noche animada. Otras opciones para carnívoros que puedes aprovechar son los tacos de cabrería del restaurante Asadero El Leñador, los “dogos” (hot dogs) Chema en el Parque Tutuli y los tacos de cabeza de la taquería El Chino Mario. Desde luego, como postre, debes sí o sí probar una coyota, postre que cuenta sus días desde 1954.
4. Sus entrañables museos
En Hermosillo se encuentran distintos museos en los que puedes apreciar arte y conocer de las culturas milenarias que habitaban este estado. Los museos más importantes de la capital sonorense son los siguientes:
- Museo de Arte de Sonora: con una bella arquitectura, este espacio resguarda los trabajos de pintura, escultura y fotografía de artistas sonorenses.
- Museo de las Culturas Populares e Indígenas: este edificio cuya arquitectura corresponde al estilo en boga de la época porfiriana, resguarda la historia de las etnias originarias de Sonora, como los seri, kukapá, yoreme.
- Museo Regional de Sonora: la otrora penitenciaría del estado, cuenta la historia del estado y su sociedad en 18 salas. Una de las obras destacadas es la pintura de la Virgen de Guadalupe dibujada sobre la pared por un preso en 1973.
- Museo Regional de la Universidad de Sonora: Este museo resguarda piezas arqueológicas e históricas que ofrecen una retrospectiva de la vida sonorense.
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5. Disfruta de la playa y la aventura
Bahía de Kino es una playa espectacular que se encuentra muy cerca de Hermosillo y sin duda es un lugar al que te tienes que escapar para disfrutar de un atardecer, una caminata o para practicar sandboard y desafiar la gravedad en las Dunas de San Nicolás, a 13 kilómetros. No necesitas ser un experto en la tabla, sino dejarte llevar por la aventura y la arena. ¡No te lo pierdas! Es un paseo que bien vale la pena para llenarte de emoción.
6. Pasa el día entre cactus
Paradójicamente, el desierto sorprende. Muestro de ello es el Bosque de Sahuaros, donde podrás tomar unas fotos maravillosas. El tamaño de estos cactus, algunos con más de trescientos años, es impresionante: algunos sobrepasan los 20 metros de altura. Te sentirás rodeado de una serie de gigantes en medio de un paisaje extraordinario. También este bosque es perfecto para observar aves y encontrar alguno que otro animalito del desierto.
7. El lugar perfecto para ver pinturas rupestres
La Zona Arqueológica La Pintada se encuentra a 56 kilómetros de Hermosillo, y en realidad son una serie de rincones en la montaña en donde apreciarás diversas pinturas rupestres realizadas por los antepasados de los actuales comcáac o seris. Las pinturas representan numerosas figuras zoomorfas y antropomorfas estilizadas, algunas de las cuales parecen estar adornadas con cuernos y pieles de animales.
8. Un año nuevo inolvidable (en junio)
Para los seris el Año Nuevo significa un cambio en su modo de vivir la vida, un cierre de ciclos en la que se realizan juegos y se pintan la cara. Todo esto durante la luna nueva de verano que regularmente ocurre el 30 de junio. Se trata de un homenaje a la renovación de la felicidad para dar gracias por lo recibido y un momento para pedir por la productividad y abundancia que llega con la temporada de lluvias.
9. La celebración de toda una ciudad (en mayo)
Festival de Pitic es la manera cultural de celebrar la fundación de la ciudad de Hermosillo. El programa de este evento incluye conciertos musicales, obras de teatro, presentaciones coreográficas, arte callejero y exposiciones de arte. El evento se enriquece con cursos especializados, talleres artísticos y la exhibición y venta de productos regionales, un corredor gastronómico y la presencia de los pueblos originarios con sus expresiones culturales, artesanía, comida y medicina tradicional. Ocurre a finales de mayo.
10. Una Semana Santa fuera de serie
Siguiendo la tradición de sus antepasados, los yaquis realizan durante la Semana Santa una serie de eventos conocidos como Ramadas. Durante este evento las distintas etnias sonorenses cumplen con una manda como fariseos en la que portan máscaras y trajes especiales, además de dormir en las ramadas, estructuras de fierro cubiertas solo con hojas de palma para alejarse de todo tipo de comodidad. El ciclo dura 47 días. Prepara tu viaje y presencia alguno de estos rituales.
11. Artesanías originales
Aprovecha tu viaje de negocios y compra la artesanía de las etnias originarias: enamórate de la destreza de los pápagos para tallar madera, de las canastas de torote que tanto tardan en hacer los seris, de las máscaras e instrumentos rituales de mayos y yaquis, de los adornos de chaquira que utilizan los cucapá, del universo bordado de pimas y guarijíos.
Janeth Ochoa Viajera y contadora de historias con una gran amor por México, sus lugares y su gente.
